No le temo al porvenir , ni si quiera a la vida pues aun siendo mía no me pertenece . Le temo al tiempo que tan dichosamente afortunado puede cambiar el rumbo completo de una historia y borrar el camino trazado . A veces sin preguntar me convierte en verdugo , dueño y señor de mi propia condena . Otras me alcanza el cielo para acariciarlo con los dedos cual arpista en su concierto .
No hay comentarios:
Publicar un comentario